Comentario
Por lo que respecta a las obras públicas, exponente del sentido cívico de los emperadores, Constantinopla es célebre por sus cisternas. Había unas cuarenta y eran útiles por su función -aseguraban el agua a la población, así como el aprovisionamiento de termas o fuentes públicas- e interesantes desde el punto de vista arquitectónico, particularmente las subterráneas.
Las tres grandes cisternas abiertas, conocidas con el nombre de Aspar, cerca de la puerta de Edirne Kapu, la de Bonus, cerca de la mezquita del Sultán Selim, y Mocio, en Ak Saray, utilizaron una técnica constructiva semejante a la de las murallas de Teodosio, pudiéndose atribuir a esta época o poco después. A partir del siglo V se preferirían las subterráneas, diseñadas sobre apretadas filas de columnas.
No lejos de Santa Sofía, hacia el sudoeste, Justiniano hizo excavar un patio rodeado de pórticos que allí existía e instaló una cisterna subterránea, conocida entonces como la Basílica Cisterna y más tarde con el nombre de Yeri-Batán-Saray -Palacio Sumergido-. Forma un rectángulo de 138 por 65 metros y contiene veintiocho filas de doce columnas, con capiteles en ocasiones reutilizados, pues los hay del tipo de hojas de acanto del siglo V, que sostienen bóvedas de crucería de ladrillo. El bosque de columnas que se pierden a lo lejos y el hecho de que esté todavía en uso, proporciona un efecto romántico.
La llamada cisterna de Filoxeno o Bin-Bir-Derek (Mil y una Columnas) es de menor tamaño -64 x 56 m- pero de construcción más atrevida. Para dar mayor profundidad a la cisterna, el arquitecto dispuso dieciséis hileras de catorce columnas cada una y de 12, 40 metros de altura. Cada columna constaba de dos secciones unidas por medio de tambores de piedra, rebajadas circularmente sus superficies superior e inferior; para dar mayor solidez a la estructura los capiteles estaban apoyados entre sí por medio de anclajes de madera. La cisterna constituye un notable logro constructivo y refleja la preparación técnica de los arquitectos de Justiniano; en este sentido, no ha de ser desestimada la tradición que atribuye a Antemio de Tralles la realización de esta obra de ingeniería. Desgraciadamente, muy poco se conoce del abastecimiento de agua a la ciudad.
De la etapa anterior a Justiniano sólo se ha conservado una iglesia importante: San Juan de Studio, levantada el año 463 no lejos de la Puerta Dorada y que tendría larga y compleja trayectoria. Al tener la preciada reliquia de la cabeza de San Juan Bautista, sería la sede de una de las festividades oficiales más celebradas en Constantinopla: la Fiesta de la Decapitación. Fue transformada en mezquita a comienzos del siglo XVI.
La iglesia estaba precedida por un atrio cuadrado, probablemente con columnas, del cual se conserva todavía el muro septentrional. El nártex actual es, en realidad, lo que fue ala oriental del atrio. El interior de la iglesia sorprende por su tendencia a las formas cuadradas -25 m de longitud, excluido el ábside, por 24 m de ancho- y la nave central estaba separada de las laterales por dos hileras de siete columnas; tenían unos 3,63 metros de alto de extraordinario mármol verde y estaban coronadas con capiteles de hojas de acanto que soportaban también un entablamento recto. Las naves laterales, con amplios ventanales, y el nártex sostenían una tribuna a la que se accedía desde el exterior por escaleras. El ábside, finalmente, semicircular al interior y con perímetro hexagonal al exterior, estaba iluminado por tres grandes ventanas y protegía una pequeña cripta cruciforme.
La estructura arquitectónica se sitúa en la línea de la tradición constantiniana y aunque apunta propuestas renovadoras: el carácter del atrio, la disposición del ábside... en ningún caso pueden equipararse a las desarrolladas en el terreno decorativo, llenas de vida nueva; propuestas que han sido logradas en gran parte gracias a los contrastes entre el fondo oscuro y el dibujo resaltado, entre la luz y la sombra, entre las formas orgánicas e inorgánicas. La tradición en el uso de lujosos materiales se confirma aquí: la piedra verde antigua, las lastras de mármol multicolor de los muros, los mosaicos del arco triunfal del ábside; y apunta una serie de posibilidades que no harán sino desarrollarse en el futuro.